domingo, 30 de mayo de 2010

El Faro


Era una noche fría de agosto. Estoy seguro.
Sentado en su sillón azul, en la cubierta, el capitán destapaba una botella de champaña que guardaba vaya uno a saber para que acontecimientos. El hombre estaba un poco ebrio, tal vez ni eso. Sólo confundido.
Detrás de él, recortado en el cielo, el faro.
Por delante un océano azul, oscuro, helado.
A su lado tres marineros muy jóvenes y dispuestos a llevar el barco donde el viejo, ebrio o confundido, les supiera indicar.
Era una noche de agosto. Helada.
Tomaron la champaña y pusieron proa a ese punto infinito donde la fugaz luz del faro había marcado un surco sobre las aguas.
Dicen que continúan navegando juntos por un mar eterno.

martes, 18 de mayo de 2010

Histórica y Amarga

En estos días bicentenarios a alguien en el gobierno se le ocurrió que Concepción del Uruguay reunía los méritos suficientes como para ser seleccionada entre todas las ciudades entrerrianas para ser sede de las celebraciones provinciales del 200 aniversario de la revolución de mayo.
Buena idea. Sin duda para la burocracia encargada de organizar los festejos hubiera sido más sencillo realizarlos en Paraná. Al fin, y mál que nos pese y nos acordemos cada tanto de la madre de Racedo, es la capital de la provincia.
Ahora bien, para los uruguayenses que vivimos con el síndrome de la pérdida y de ser segundones y de que todo nos roban, nos quitan, nos copian, nos arrebatan, esta debería ser una ocación de júbilo. Por una vez nos han elegido.
¿Y cómo respondemos? ¿Engalanando la ciudad? ¿arreglándo nuestros jardines y veredas? ¿Embanderando nuestras casas? No, que va. Eso harían en Colón o en Gualeguaychú o en Villa Elisa si los hubieran distinguido. Nosotros respondemos con indiferencia. Con una ciudad sucia y descuidada, con cuatro banderas puestas como con desgano. Y no hablo del engalanamiento público que corresponde al municipio. Hablo del privado, del que hacemos cada uno de nosotros en nuestro hogares. Como cuando, en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestros comercios nos quejamos de que aquí nada funciona, de que todo está mal, de que este es un pueblo de miércoles. Y aunque me niego y quiero seguir creyendo en mi ciudad van a terminar de convencerme de que en verdad somos un pueblo de miércoles. Lo que equivale a decir que todos y cada uno de nosotros somos unos ciudadanos de miércoles. Porque los pueblos se forman de ciudadanos.
Ya se. No cambia nada por una bandera más o menos. Pero esta es una oportunidad de lucirnos. No el gobierno. A esos los tenemos todos bien calados y no nos deberían meter los dedos en los ojos con una fiesta. De lucirnos nosotros, los uruguayenses. Como seguro lo harán los vecinos y como seguro hubieran puesto más empeño si los hubieran distinguido como a nosotros en este año.
Pero no. Elegimos el gesto amargo de siempre. El gesto quejoso, indiferente, el mohin insatisfecho de la gata de doña Flora.
Así somos los ciudadanos de esta histórica y amarga ciudad.
Ojalá de acá al 25 los hechos me demuestren otra cosa. Lo deseo profundamente porque amo el lugar que elegí para que sea mi rincón en el mundo. Pero excepto por un par de lugares como los chicos de Bartolo Bar no veo mucho entusiasmo en preparar la casa para celebrar una fiesta.
¡Ah! Concepción del Uruguay... Tan bella y tan austente de ti misma.

domingo, 9 de mayo de 2010

¿No aprendimos nada?

Decreto sobre supresión de honores al Presidente de la Junta y otros funcionarios públicos. 6 de diciembre de 1810
2º Habrá desde este día absoluta, perfecta, é idéntica igualdad entre el Presidente, y demás Vocales de la Junta, sin más diferencia, que el orden numerario, y gradual de los asientos.
3º Solamente la Junta reunida en actos de etiqueta y ceremonia tendrá los honores militares, escolta, y tratamiento, que están establecidos.
4º Ni el Presidente, ni algún otro individuo de la Junta en particular revestirán carácter público, ni tendrán comitiva, escolta, ó aparato que los distinga de los demás ciudadanos.
13 Las esposas de los funcionarios públicos políticos y militares no disfrutarán los honores de armas ni demás prorrogativas de sus maridos: estas distinciones las concede el estado á los empleos, y no pueden comunicarse sino á los individuos que los ejercen.
14 En las diversiones públicas de toros, ópera, comedia &c. no tendrá la Junta palco, ni lugar determinado: los individuos de ella, que quieran concurrir, comprarán lugar como cualquier ciudadano; el Excmo. Cabildo, á quien toca la presidencia y gobierno de aquellos actos por medio de los individuos comisionados para el efecto, será el que únicamente tenga una posición de preferencia.
15 Desde este día queda concluido todo el ceremonial de iglesia con las autoridades civiles: estas no concurren al templo á recibir inciensos, sino á tributarlos al Ser Supremo. Solamente subsiste el recibimiento en la puerta por los canónigos y dignidades en la forma acostumbrada. No habrán cojines, sitial, ni distintivo entre los individuos de la Junta.
Dado en Buenos Ayres en la Sala de la Junta á 6 de diciembre de 1810 = Cornelio de Saavedra. = Miguel de Azcuénaga. = Dr. Manuel de Alberti. = Domingo Mateú. = Juan Larrea. = Dr. Juan José Paso, Secretario. = Dr. Mariano Moreno, Secretario.
Gaceta de Buenos Aires 8 de diciembre de 1810


Constitución de la Nación Argentina – 1º de Mayo de 1853
Articulo 16.- La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales antes la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.



Si entre 1810 y 1853 se dictaron tantas normas y se consagraron tantos principios tendientes a establecer la igualdad entre los ciudadanos ¿Por qué 200 años después del decreto de supresión de honores redactado por Mariano Moreno se siguen estableciendo diferencias? ¿Por qué se reserva un espacio especial a autoridades e invitados en una actividad cultural que es de caracter público y donde nada indica que a ciertas personas se les deba reservar el asiento o dar los lugares de privilegio? ¿Ni siquiera en estas pequeñas cosas podemos conservar el sagrado dogma de la igualdad del que hablaba Mariano Moreno?
Es tiempo ya, luego de 200 años, que las instituciones públicas comiencen a revisar sus protocolos y sus ceremoniales. Acercarlos más a los principios morenistas. Recordar un poco más el artículo 16 de la Constitución Nacional. Cuanto bien le haría esto a la construcción de la democracia cotidiana.
Y si creen que estoy exagerando cuenten Ustedes las tres filas completas reservadas a funcionarios y ¡A sus esposas!!!! que había en la magnífica Cantata del Bicentenario que pudimos disfrutar, desde los asientos destinados al pueblo de a pie, los que asistimos al auditorio municipal de Concepción del Uruguay el pasado 8 de mayo.

APOSTILLAS:
Magnífica la música, la orquesta, el coro, los solistas y la poesía de don Jorge Enrique Martí.
Desde el punto de vista historiográfico no apta para revisionistas ni para simples críticos de la gestión de Urquiza. Todo bien, Don Enrique, pero en Pavón el Tata nos traicionó.
Una vez más el espectáculo no comenzó con puntualidad.
¡Cuanta gente mal educada o mal aprendida que llega hasta una hora tarde! ¿A qué van?

martes, 4 de mayo de 2010

Otoño


Una poesía de Laura Erpen.
Bellamente otoñal y con aromas de cafés y chocolates.
Con sabor de buen vino compartido en los laberintos ocres de las noches brumosas de otoño. Con gotas de rocío iluminando las telarañas.
Caen las palabras azules como flores sobre colchones dorados de hojas de fresno.
Otoño. Lindo tiempo para el alma.

Bellamente,
los indios llamaban
“ mi otro corazón” a sus amigos ...
Yo lo siento así ,
aunque mi piel y mi sangre y mi pelo
no sean del linaje de la serpiente
ni hayan recorrido la América virgen,
dulcemente crecida al amparo del cielo y del sol.
“ Mi otro corazón” , digo ,
y sé que en éste que llevo entre mis manos
repiquetea la dulzura
y que todo un borde de añoranza
me crece como una luz dorada
cuando el tiempo está lejos
y llegan el otoño y su amenaza melancólica.
¿Sabrá ese otro corazón?
¿Podrá entenderlo?
Es tan fuerte el repique de la distancia
que me retumba en el pecho
y me dicta canciones en las que dejo que las palabras caigan,
azules ,
como flores ...