domingo, 30 de mayo de 2010

El Faro


Era una noche fría de agosto. Estoy seguro.
Sentado en su sillón azul, en la cubierta, el capitán destapaba una botella de champaña que guardaba vaya uno a saber para que acontecimientos. El hombre estaba un poco ebrio, tal vez ni eso. Sólo confundido.
Detrás de él, recortado en el cielo, el faro.
Por delante un océano azul, oscuro, helado.
A su lado tres marineros muy jóvenes y dispuestos a llevar el barco donde el viejo, ebrio o confundido, les supiera indicar.
Era una noche de agosto. Helada.
Tomaron la champaña y pusieron proa a ese punto infinito donde la fugaz luz del faro había marcado un surco sobre las aguas.
Dicen que continúan navegando juntos por un mar eterno.

2 comentarios:

Manu dijo...

Dicen que el capitán gritaba irracionalmente ¡Vamos Argentina y viva Perón! mientras, vaya uno a saber, que señal de televisión había enganchado.

Unknown dijo...

Por aquellos tiempos el capitan no miraba televisión. Ni idea tenía de los programas que había. Igual, si se lo oyó gritar ¡Viva Argentina! seguro fue con la razón, la pasión y la irracionalidad que tuvo siempre. Seguro sigue gritándolo sea donde sea que vayan los cuatro en ese viaje.