viernes, 5 de febrero de 2010

Iblin de Potosí


Se llama Iblin y no tiene más de 30 años. Es hija de mineros y ella misma trabajo seleccionando metales. Es viuda de un minero que no murió de silicosis sino de alcoholismo, otra de las enfermedades que afectan a los mineros. Iblin tiene dos hijos que van a la escuela porque ella no quiere que trabajen en la mina. Es guía de turismo en los laberintos helados, sofocantes y sulfurosos que que conducen al interior del infierno o al corazón del cerro Rico de Potosí, que es lo mismo. Un camino que esconde muertes horrendas como las que se desprenden del polvo y los vapores de arsénico, plomo y mercurio.

Los incas no quisieron sacar los metales del cerro Rico por temor a una profecía. Los españoles obligaron a trabajar a los indios y desde el virreinato de Toledo se implantó la mita. Durante el siglo XIX los barones del estaño Mauricio Hoschild, Carlos Víctor Aramayo y Simón Patiño esclavizaron a la población hasta que en 1952 se nacionalizaron las riquezas del cerro Rico.
Quinientos años de extracciones minerales. Quinientos años de injusticia y de muerte.
En el interior los mineros veneran al Tio de la Mina. Una especie de demonio que los curas usaban para meterles miedo y que los indígenas transformaron en ídolo de la suerte. Allí en las profundidades le levantaron un altar y lo ofrendan con coca, alcohol, cigarros y serpentinas de colores. Afuera, a la luz del sol, bailan por nuestra Señora del Rosario.
Allí en el cerro Rico o en el cerro hambriento de Potosí los hombres siguen muriendo envenenados antes de los 45 años.

Iblin no quiere que sus hijos mueran jóvenes. Cambió sus tareas de minera por las de guía turística. Masca coca y arroja dinamita como cualquier hombre pero sus changos van a la escuela.
Iblin quiere cortar la cadena de venenos que sacrificó a sus antepasados a la plata y al estaño.
El cerro Rico es claustrofóbico. Uno de los trabajos más duros que puedan imaginarse. Mete miedo y da vergüenza de los anillos de plata.

En la cabeza no para el estribillo de aquella canción: "aunque mi amo me mate yo a la mina no voy. Yo no quiero morirme en un socavón".

El cerro Rico de Potosí se encuentra a 4800 msnm. Domina toda vista desde la ciudad con su forma cónica casi perfecta. A sus pies una ciudad tranquila y parsimoniosa que se despierta tarde y reposa temprano a 4067 msnm.

Mil iglesias y callecitas que caracolean sus empedrados.

8 comentarios:

Marbot dijo...

"Se compran las cosas/ a los hombres no"

Lindo texto, triste historia. Pasaré seguido por acá :)

Unknown dijo...

Gracias Mario y bienvenido.

Chuli! dijo...

Weee! Qué bueno que compartas tanta historia con nosotros. Igual, me sigue gustando más la contada por vos, cara a cara y con matecitos en tu departamento.
La semana que viene vamos a por los mates... o por la comida ;) (Yo cocino :D)

Anónimo dijo...

Coincido con Margot. Recomiendo los textos de Galeano en Las Venas... acerca del Potosí

Unknown dijo...

Chuli cuando gustes tomamos otros matecitos o comemos algo.
Coincido con lo de lostextos de Galeano más te aseguro que estar allí dentro te da una dimensión sofocante de esa historia

Lucrecia dijo...

Yo tambien soy Perez y vivi en la misma calle, jugue con las misma gente al carnaval y comi las uva de La Cata.Casualmente hace unos dais le contabamos, con mi primo Fe, a nustros hijos com se jugaba al carnaval y como era los corsos. Recuerdo a Cata, que trataba de usted a mi madre y a mi padre, pero siempre le tiraba algun que otro valde de agua a papi y despues papi se los devolvia... Realmente son rucuerdos magnificos

Unknown dijo...

Lucre que sentido tu comentario... Verdad un recuerdo anuda otros y asi
Besos y besos y besos a vos y toda la familia por allí

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.